CONSERVACIÓN Y PRESERVACIÓN DE PATRIMONIO

CONSERVACIÓN PARA COLECCIONISTAS

Este grupo de textos que he decidido llamar ”Conservación para Coleccionistas” nace ante la certeza de que existe la necesidad de informar a todo aquel que desea iniciar una colección, sobre conservación de obras de arte. En ellos daré una serie de tips de prevención, explicaciones sencillas de tipo técnico-científico para ilustrar los procesos que desembocan en la aparición de daños y datos útiles que servirán al momento de manipular, montar o limpiar un objeto.

Está dirigido no solo a coleccionistas, sino sobre todo a quien inicia una colección para que maneje nociones básicas de conservación y también a aquellos que poseen obras de arte u objetos valiosos adquiridos por el placer de tenerlos y no saben como velar por ellos. 


Es necesario saber que las condiciones de almacenaje y exhibición son diferentes dependiendo de los materiales constitutivos y saber cómo cuidar una pintura, una escultura o una obra sobre papel, va a requerir tener los conocimientos básicos que lo permitan. Para quién posee una obra de arte es importante retardar la aparición de los deterioros que ocasionan la pérdida de sus cualidades estéticas y la disminución de su valor monetario.


Qué debemos saber para comenzar?

Generalmente, quién decide adquirir una obra de arte lo hace motivado por su aspecto, porque sus contenidos estéticos despiertan sentimientos a nivel subconsciente que lo estimulan a tenerlo, otras veces, ese deseo se ve fomentado por la posibilidad de hacer una inversión y que ese objeto además de ser fuente de disfrute, con los años revierta con creces la inversión inicial. Sin embargo, pocas veces se reflexiona en un punto que es vital si lo que se desea es crear y fomentar el crecimiento de una colección personal. Se trata de la CONSERVACIÓN de las obras. Escribo conservación en mayúscula por que en torno a este concepto gira la posibilidad de mantener el disfrute de la pieza en el tiempo, asegurando la preservación de sus características tanto estéticas como materiales. Habitualmente, cuando se tratan estos temas, la preocupación gira en torno a mantener el objeto estéticamente inalterado, no obstante, se debe tomar en consideración que una obra de arte no es más que un conjunto de átomos y moléculas organizados de una manera particular y que se comporta ante el ambiente como lo hace un ser vivo. Con frecuencia las modificaciones que se pueden observar externamente son producto de cambios internos ocasionados por reacciones químicas y cambios físicos que sufren sus materiales constituyentes. Por esta razón, es necesario tener el conocimiento básico de cuáles son los factores que al incidir sobre un bien artístico lo pueden afectar, también, cómo evitar que sucedan deterioros mediante la aplicación de métodos de control que minimizan las posibles consecuencias de su acción y finalmente, si ya el mal está hecho, cómo corregir o disminuir los daños presentes sin mayor menoscabo del aspecto o de la integridad material del objeto. En primer lugar y de manera general, es necesario saber que muchos bienes artísticos están compuestos por dos partes: un soporte, que como su nombre lo indica constituye el asiento sobre el cual se despliegan otros materiales, que establecen el estrato que conforma lo que vemos y asociamos con la “imagen” de la obra. Por ejemplo en el caso de las pinturas, el soporte lo constituye la tela o el papel que sustenta ese otro estrato que es el medio pictórico, que puede ser óleo, acrílico, etc. En el caso de otro tipo de obras, como por ejemplo ciertas esculturas y objetos cerámicos, imagen y soporte se funden en una unidad y cualquier alteración afecta el contenido estético de la obra. En este grupo se encuentran las esculturas en bronce y piedra, en las cuales materia e imagen se funden de manera irremediable. No pasa así con la escultura policromada porque en ellas hay un sustrato matérico que soporta el estrato de color que podemos ver y apreciar estéticamente. Pero, ¿por qué es importante conocer las características materiales de nuestras obras? El material constituyente determina la manera como el objeto reacciona ante el medio ambiente y por ende, su capacidad para mantenerse inalterable en el transcurso del tiempo. Conocer la naturaleza de soportes y policromías y familiarizarse con sus peculiaridades y propiedades, es muy importante porque constituye la base que orienta las decisiones y acciones que garantizan la preservación de una colección. La próxima publicación desarrollará este tema.


AGENTES DE DETERIORO Y MATERIAL CONSTITUTIVO DE LAS OBRAS DE ARTE

Garantizar la preservación de obras de arte es una tarea sencilla si se toman en cuenta una serie de normas de conservación y preservación, que se aplican dependiendo de los materiales que conforman al bien. La manera cómo reaccionan los materiales artísticos ante el medio ambiente: temperatura, humedad y luz, la acción de la contaminación ambiental y su mayor o menor resistencia ante el ataque de agentes biológicos como hongos, bacterias e insectos xilófagos, dependen de la naturaleza material del objeto.
En general, las obras de arte se pueden clasificar de acuerdo a la manera como reaccionan frente a los agentes que propician la aparición de deterioros, principalmente temperatura y humedad. La tela, papel y madera son materiales higroscópicos, muy susceptibles ante sus variaciones. Estos materiales tienen la capacidad de absorber y ceder humedad dependiendo del porcentaje de vapor de agua en la atmósfera, razón por la cual se dilatan o contraen.
Esta cualidad explica la aparición de fisuras y craqueladuras en las policromías de las obras sobre tela, de las ondulaciones que aparecen en los soporte de tela y papel, también es la causa de las fisuras y fracturas que se encuentran en muchas esculturas realizadas en madera. Los cambios bruscos de humedad y temperatura son muy deteriorantes porque los movimientos que se generan afectan seriamente a las policromías.


Aspecto de policromía craquelada. Los desniveles observados son originados por levantamientos del estrato pictórico que a la larga conducen a su pérdida.





Si se dispone de un área de almacenaje climatizada, con aire acondicionado para regular la temperatura, deshumificadores para controlar la humedad y equipos de medición, se recomienda que los materiales orgánicos se mantengan en un rango que no sobrepase 65% HR para evitar el desarrollo de hongos y no descienda por debajo de 40% porque aunque las reacciones químicas que ocasionan daños disminuyen, el papel y las telas se resecan y devienen quebradizas.
Por otra parte, usualmente se piensa que el metal y la piedra son materiales muy resistentes, sin embargo no están exentos de sufrir deterioros. El metal es muy susceptible ante l
a acción de la humedad, incluso el metal policromado. Valores superiores a 70% HR se consideran atmósfera húmeda para estos materiales y el inicio de procesos de corrosión.
Igualmente, las obras realizadas en piedra son afectadas por la acción combinada de la humedad y la contaminación ambiental. La llamada lluvia ácida provoca la formación de sales en el núcleo pétreo. Estos compuestos generalmente tienen un gran volumen y la presión interna que se genera ocasiona la aparición de fisuras, fracturas y pérdidas de material constitutivo. La piedra también es muy susceptible ante traumatismos y vibraciones.   

La imagen muestra la superficie de una fuente de piedra artificial (cemento) ubicada a la intemperie donde se observan fisuras y eflorescencias de sales insolubles, ocasionadas por la acción del agua de lluvia y la contaminación ambiental.


Un factor que con mucha frecuencia genera graves deterioros en colecciones privadas es la luz. El contenido ultravioleta de la luz visible provoca decoloración en la mayoría de los pigmentos., también degrada muchos polímeros. Por esta razón no es aconsejable colocar obras cerca de ventanales, tampoco en espacios donde haya mucha iluminación artificial. Particularmente susceptibles ante la acción de la luz son las acuarelas.
Entonces, cómo aplicar esta información para evitar la aparición de deterioros en las obras de arte? Lo más importante es estabilidad de condiciones y ventilación. Algunas pautas:
1.- El aire acondicionado debe permanecer prendido a temperatura constante. Los espacios que se climatizan durante unas horas en el día a temperatura baja para luego apagar el aparato con el consecuente incremento en los valores, son muy perjudiciales para las obras.
2.- Ventilar los espacios.
3.- Evitar la acumulación de polvo sobre los objetos, sin embargo, la limpieza superficial es una actividad delicada que no se debe realizar a descuido. No aplicar productos químicos, jabón o detergente sobre las obras, tampoco en los marcos.
4.- No ubicar obras en espacios con un alto porcentaje de radiación solar o cerca de luminarias muy intensas sean fluorescentes o incandescentes.
5.- Si el formato lo permite evitar la incidencia directa del agua de lluvia sobre esculturas en piedra y metal.



¿POR QUÉ LA LUZ DETERIORA LAS OBRAS DE ARTE?


Uno de los agentes de deterioro que más daños ocasiona en colecciones privadas es la luz. Esto se debe, entre otras razones, a que generalmente se piensa que pequeñas cantidades de radiación no generan perjuicios, sin embargo, su incidencia directa o reflejada durante períodos prolongados,  llevan a la pérdida de las cualidades estéticas del bien. El efecto de la luz es acumulativo y poca radiación durante largo tiempo ocasiona daños significativos. 


La luz es radiación electromagnética. El rango del espectro que podemos ver es muy reducido, lo llamamos luz visible. Las longitudes de ondas más dañinas para los bienes culturales están por debajo del rango visible, hablamos de la radiación ultravioleta. El otro extremo del espectro también es deteriorante, pero es fácilmente controlable porque su presencia se siente como calor, se trata de la radiación infrarroja. 


Pero, volvemos a la pregunta inicial, por qué la luz deteriora las obras de arte?. Los bienes culturales  están compuestas por átomos y moléculas. El contenido ultravioleta de la luz es muy energético, esto se debe a que mientras más corta es la longitud de onda la cantidad de energía que posee la radiación es mayor. Cuando los fotones (que es el nombre de las pequeñas partículas que componen la luz) chocan contra la superficie de la obra, aportan la energía necesaria para que las moléculas de la superficie inicien reacciones químicas. 


Los materiales más susceptibles son los de naturaleza orgánica.  La luz modifica las características de las cadenas de hidrocarburos simples, también, actúa a nivel de los dobles y triples enlaces de estos compuestos y los hace susceptibles a reaccionar con el oxígeno, nitrógeno, azufre y otros contaminantes que se encuentran en la atmósfera.


Es importante saber que los materiales orgánicos forman parte esencial de la mayoría de las obras, bien sea como soporte o como  elemento constituyente de las policromías. Tela, papel, madera, aglutinantes, colorantes, barnices, ceras, son de naturaleza orgánica y por lo tanto propensos a sufrir  alteraciones. Las reacciones que los afectan de manera más frecuente son aquellas que involucran al oxígeno ambiental. 


Es por ello que la luz puede ocasionar efectos muy variados sobre los bienes culturales. Entre otros se cuentan: el amarilleamiento de barnices, la decoloración de acuarelas y textiles,  genera la aparición de microfisuras en los materiales plásticos y el amarilleamiento y pérdida de cualidades mecánicas de las piezas con soportes celulósicos, como es el caso de la obra sobre papel.


Entre las fuentes lumínicas artificiales, la luz fluorescente tiene mayor contenido Uv que la incandescente y la led. La mejor para las colecciones es la luz led.  Sin embargo, esto no significa que debemos cambiar todo el sistema de iluminación de nuestra casa a fin de proteger las obras. Existen diversas maneras de disminuir los riesgos de daños ocasionados por la luz. La más sencilla es la utilización de filtros.


En el mercado se encuentran muchas opciones y bastantes proveedores. Existen películas diseñadas para colocar en las ventanas con una capacidad de  filtrado de 99% de la radiación Uv y un gran porcentaje de calor  (Serie Prestige de la casa 3M). También es posible cubrir los tubos fluorescentes con filtros diseñados especialmente con esta finalidad (distribuidos por la casa Gaylord Archival). Se consigue material  filtrante en diversas presentaciones, láminas, tela, películas, lo importante es asegurarnos de que tengan un porcentaje de filtración alto.


Adicionalmente, resulta muy útil saber que la mayoría de los plásticos cumplen esta función. En el caso de las obras enmarcadas, es recomendable sustituir el vidrio por láminas acrílicas,  también, se pueden colocar pantallas plásticas en las lámparas o disipar la luz con barreras de este material (por ejemplo, cortinas o persianas dispersantes de poliéster), inclusive las láminas de acetato escolar tienen una capacidad filtrante bastante alta.  


Finalmente, lo más importante es estar conscientes del riesgo potencial que supone la iluminación, tanto natural como artificial, recordar que su acción es acumulativa y siempre actuar con sentido común, esto implica evitar riesgos y aplicar con prontitud los correctivos adecuados. Les dejo una dirección que puede ser de utilidad:  

https://www.gaylord.com/c/Light-Filters-0

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