EXPOSICIÓN "ESCULTURA MÍNIMA"


Al escuchar  Escultura Mínima vienen  a la mente dos ideas: se trata de una escultura de pequeñas dimensiones o bien hablamos de escultura minimalista. En este caso, el término Mínima se refiere a un objeto tridimensional concebido como una escultura de pequeño formato, realizada con una intención utilitaria, propósito que no deslegitima, más bien reafirma una tradición.  

A través de la historia la obra tridimensional ha sido concebida tomando en cuenta su ubicación en un lugar específico al que daba sentido. Vinculada a la actividad de la arquitectura ambos ejercicios se complementaban. También, desde el nacimiento de la humanidad, la disciplina escultórica ha sido un vehículo para conmemorar, honrar y aclamar situaciones, personajes y creencias. Sólo en el siglo XIX se apartó de propósitos y  desempeños para reclamar su autonomía, para indagar el espacio, forma y volumen y conquistar su independencia.

En el caso de Escultura Mínima la funcionalidad remite a la joyería porque son esculturas pensadas para ser llevadas en el cuerpo, donde el espacio que se abarca y modifica es el entorno pero también es la materia que nos integra, lleno y vacío que se confunden e intercambian en un juego que establecen el objeto y la corporeidad que lo alberga. 

La escultura modula el ambiente, posee un efecto centralizador capaz de atraer las miradas del espectador que la contempla. Para lograrlo el artista debe conocer y comprender las cualidades del entorno, además, percibir las relaciones ocultas entre los elementos constitutivos del espacio y el volumen. Aquí el espacio es el cuerpo, pero la cualidad utilitaria no restringe ni limita las posibilidades expresivas de la obra. Escultura Mínima responde sobre el cuerpo o desligada a él, es un objeto autónomo que por igual actúa exento o sobre la piel. 

El espacio es intangible, su relación con el hombre es de naturaleza psíquica. Está relacionado con el movimiento porque contribuye a su percepción. El ojo que recorre permite que la mente perciba. El espacio se aprehende y se habita, al tiempo que nos contiene y reside dentro de nosotros. La percepción es el vehículo que permite que estos ámbitos interno y  externo se fusionen y coexistan en nuestro ser. 

El espacio ilimitado e intangible necesita de forma y límites. Normalmentese concibe como una especie de vacío, sin  embargo, esa vacuidad no es pasiva, posee una estructura que ofrece una suerte de andamiaje que articula los objetos que lo ocupan. Cada objeto, forma o diseño que habita el espacio se adapta y es influido por estas exigencias estructurales. 

En este caso la estructura es el cuerpo,  como contenedor que obliga a respetar normas y principios de ergonomía, donde forma, comodidad y función conviven y se complementan. La frontera configurada por la piel, esa línea limítrofe con lo diferente, se convierte en posibilidad de encuentro e integración, simbiosis entre obra de arte y corporeidad que recibe. Escultura Mínima es ornamento y obra autónoma, para la contemplación o para su uso, donde el espacio corporal, finito y aprehensible, constituye un vehículo más para la manifestación del objeto artístico. 


Ingrid Lozano

Julio 2010


                                     





Comentarios